Cinco meses, y serán más, van a cumplir los deportes en la Argentina sin actividad oficial, federada. Todos lo sufren, máxime quienes se ganan la vida por lo que se hace en una cancha o una pista, pero hay una disciplina que hasta ahora lo padeció menos: el polo. Su temporada baja en la Argentina es tan extensa (enero a agosto), que poco lo afectó en comparación con las demás disciplinas. Pero ya no está lejos la temporada de primavera, la de los grandes abiertos de Buenos Aires, con mucho por organizar: sedes y fechas de torneos, presencia o ausencia de público, partidos de práctica, televisación… y hasta participación de jugadores extranjeros.
En Inglaterra, por ejemplo, se viene jugando sin espectadores, con poco personal logístico yendo a la cancha y una suerte de tapabocas para los jugadores, que en las premiaciones están alejados entre sí. Así se desarrolló, sin problemas, el Abierto Británico y así se está disputando la Copa de la Reina. ¿Qué pasará con los torneos mayores de la Argentina? Los abiertos de Tortugas, Hurlingham y, sobre todo, Palermo, dependen más de la venta de entradas, y por ahora no hay información sobre si ésta será posible. Que el fútbol en principio no vaya a tener gente en las tribunas por lo que resta del año puede ser un indicio no halagüeño, pero nada es seguro a esta altura.
«En el Argentino Abierto afectaría mucho. El ingreso por tickets es entre 30% y 40% del presupuesto de la Asociación», comentó a LA NACIONEduardo Novillo Astrada (h.), el presidente de la Asociación Argentina de Polo (AAP). Otra parte sustancial de lo que percibe anualmente la entidad es lo que pagan los patrocinadores del Abierto de Palermo. «Por ahora vienen acompañando. Todos vienen respetando los contratos», apuntó el directivo.
El Argentino Abierto es el buque insignia del polo nacional. De él depende mucho lo que la AAP sostiene cada año: el mantenimiento del predio de Pilar (12 canchas), el alquiler y el mantenimiento del Campo Argentino de Polo, la organización de la actividad y el personal administrativo. En los últimos años, además, creció de la mano del certamen el «after polo», una propuesta gastronómico-social que congrega visitantes que pagan su entrada aparte si no concurren antes a mirar los partidos. ¿Es posible, entonces, celebrar el mejor torneo de polo del mundo sin habilitación para el público? ¿Y toda una Triple Corona sin público? «Y vamos a tener que hacerla. Yo creo que sí. Pero me parece que falta mucho, y los lugares son al aire libre y se puede mantener la distancia social. Incluso podemos pedir alguna excepción. Pero no queremos eso por ahora ni ir en contra de las reglas del gobierno», expresa Novillo Astrada, que está en conversaciones con las autoridades: ya se reunió con las de la ciudad de Buenos Aires; este lunes lo hará con el intendente de Pilar, Federico Achával, y gestiona un encuentro con el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens.
De todos modos, no es el Argentino Abierto lo que más tiene en vilo hoy al ex número 2 de La Aguada. Entiende que la ciudad está más avanzada que la provincia de Buenos Aires en la flexibilización de la cuarentena y que, a falta de algo más de tres meses para el momento usual del inicio de Palermo (mediados de noviembre), las cosas pueden estar mejor en ese momento. Su enfoque principal ahora está más bien en la fecha de apertura de la Triple Corona. «Lo más probable es que atrasemos el comienzo para la primera semana de octubre. Es extraoficial; no pudimos definir nada. Calculo que entre el lunes y el martes voy a tener una idea más clara», anticipó Novillo Astrada, que tiene mandato en la AAP hasta mayo próximo, ya sin posibilidad de reelección.
En el ambiente hay miradas más optimistas y más pesimistas, gente más inquieta y otra despreocupada. «La temporada va a estar brava. Es el sentimiento mío, lo que yo pienso. Estamos en agosto y empezar todo dentro de un mes es imposible», observó Bartolomé Castagnola, el padre de dos jugadores de La Natividad y organizador logístico del equipo. «Para mí van a rumbear para Pilar. Lo que más quiero es que sea en Palermo, imaginá. Sabés lo que es Palermo para mí… Pero por ahí es mejor no meternos en medio de todo este q… a jugar al polo en Palermo», agregó Lolo, que no tendrá inconvenientes para llevar adelante las prácticas en La Natividad: la intendencia de Cañuelas permitió todo en lo relativo al polo. El partido está en los confines más suburbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires; otros distritos bonaerenses de mucha actividad polera, pero más densamente poblados, son aún más restrictivos y no permiten efectuar partidos de entrenamiento.
Adolfo Cambiaso, un icono de Cañuelas, está entre los menos inquietos por la situación deportiva. «Para nosotros es más importante tener polo en el exterior porque es laburo; jugar ahí, en Argentina, es diversión. Ojalá se juegue, pero no sé cómo está el panorama. No quiero opinar mucho sin saber», comentó a LA NACION desde Reino Unido, donde hace dos semanas ganó junto a su hijo el Abierto Británico y está pugnando por la Copa de la Reina. «Jugar en el predio de la AAP a puertas cerradas, como se hizo acá, quizás no sea tan grave. Sí tiene que ser seguro para todo el mundo», manifestó el líder de La Dolfina, equipo que repetirá la formación titular por décimo, y quizás último -se determinará a fin de temporada la continuidad o la bifurcación- año consecutivo.
Otro aspecto por tener en cuenta es vital: la preparación de los caballos. Normalmente, durante los ocho primeros meses del año los animales están en campos lejanos a Buenos Aires; en algunos casos, con cierta preparación, y en otros, totalmente sueltos, sin actividad. En estos últimos, ponerlos en forma toma unos dos meses, por eso es importante para los polistas tener un horizonte de fechas. Varios ya hicieron llevar caballos -mayormente, los nuevos- a la zona metropolitana, pero muchos de los ejemplares de primer nivel todavía están en el interior.
«Nosotros pusimos en marcha lo básico», contó Facundo Pieres, el capitán de Ellerstina, también desde Inglaterra. «Con el panorama de hoy, no se puede. Pero como en todos los lugares, las cosas deberían ir mejorando. Calculo que todo se flexibilizará y estará más normal dentro de un mes», agregó quien en 2020 estrenará compañero: Hilario Ulloa. La nueva alineación lo motiva y por eso Pieres espera aun con más ansias la Triple Corona. ¿Cómo le caería una suspensión definitiva de la serie? «No puedo ni imaginarlo. No sé cuántas temporadas uno viene preparándose para jugarla. Sería una desilusión enorme. Los viajes al exterior nos sirven en lo económico, pero jugar en Argentina es especial», comentó Facundo.
También sería especial, pero en otro sentido, que no hubiera espectadores. «Hace dos o tres meses decía algo distinto, pero veo cada vez más difícil que se juegue con público. Me veo jugando Palermo sin gente. Pero es una sensación», manifestó Pablo Mac Donough, de La Dolfina, que se encuentra trabajando en Aspen, Estados Unidos. «Si se juega sin gente, no veo que sea un problema hacerlo en Palermo. Si se va a jugar, ojalá sea ahí; sería muy raro jugar a puertas cerradas en la Asociación», prefirió el número 3, que quiere que haya aficionados. «Sería una sensación fea jugar sin gente. Es único el público argentino; no hay ningún partido en el mundo que tenga tanta gente como la final de Palermo, ni que genere lo que siente el jugador».
Con tanta incertidumbre, surgen más dudas. ¿Qué va a pasar con los polistas extranjeros? ¿Podrán entrar al país? El uruguayo David Stirling es titular en La Dolfina, y a diferencia de, por ejemplo, los futbolistas, no tiene residencia permanente en la Argentina. «Nadando no vamos a poder entrar. Calculo que en algún momento abrirán… No sé. No está fácil», comentó Pelón. En su misma situación están, entre otros, su primo y compatriota Alejo Taranco (La Dolfina Polo Ranch) y el sudafricano Ignatius Du Plessis (La Natividad). Habrá que ver qué sucede con los patrones y otros visitantes foráneos, que compran caballos en la Argentina y hacen al negocio de los polistas. ¿Y la televisación? No habrá sistema pay-per-view, que sí es excluyente este año en el circuito británico. Llegada la ocasión, ESPN seguirá el protocolo de su empresa madre, Disney, para estos casos: un mínimo de cámaras en el lugar de la acción, y relatos y comentarios realizados desde el domicilio.
En definitiva, hay más incertezas que seguridades. «Falta mucho para contestar las preguntas. El gobierno cambia cosas de un día al otro, y el deporte es muy secundario», manifestó Cambiaso. A esta altura, del 2020 pandémico y de su vida (tiene 45 años), su mirada va más allá: «Ojalá aparezca la vacuna. Por la gente, por los que necesitan trabajo, por un montón de cosas… Hay que pensar en la gente, más que en si se juega al polo o no».