El Globo se mostró intenso, pero no habrá situaciones claras en el área del Decano. El partido tuvo un vuelo muy bajo. Fue 0 a 0 en el Ducó.

Es el Día del Padre, la temperatura es impiadosa a la sombra del cemento, pero el hincha apuesta al fútbol. En el mejor de los casos, con la compañía del viejo, como se observa en la platea del Tomás Ducó.

Sin embargo, Huracán no regala nada. Se muestra intenso y esforzado, pero no da la talla en el área rival. Ahí mismo, donde se resuelven los partidos, no pesa. Muy a pesar del inquieto Matías Cóccaro. Y el cero a cero es una consecuencia lógica, un resultado que valorará mucho más Atlético Tucumán, que llegó con el orden como prioridad y con la reserva de algunos jugadores para el duelo con Independiente, el jueves en Jujuy por la Copa Argentina.

Huracán tuvo una postura más ambiciosa y se hizo cargo del rol protagónico. Con el esquema y el estilo que pregona Diego Dabove: 4-3-3, directo y con mucha dinámica. Y bajo esta coyuntura, intentaron ser punzantes los extremos, especialmente Benjamín Garré. No obstante, las mejores situaciones partieron de los pies de Santiago Hezze y Franco Cristaldo y tuvo en Cóccaro su futbolista más peligroso.

El uruguayo generó varias situaciones en el área de Carlos Lampe. Un remate cruzado que rebotó en Nicolás Thaller y se perdió desviado. Un anticipo con el pecho después de un centro de Hezze que pasó muy cerca del palo izquierdo del arquero boliviano. Y un remate, después de la única pelota que pifió Bruno Bianchi, reventó el palo. La asistente Gisella Bosso levantó la bandera. No había offside. Si la pelota hubiera entrado, el VAR se habría encargado de corregir el error.

Atlético Tucumán mostró firmeza en el fondo con dos cruces de Bianchi, que vivió un duelo particular con Cóccaro. Por los costados sufrió, especialmente por la derecha, donde Martín Garay tuvo dificultades con Rodrigo Cabral. Produjo un par de réplicas para lastimar, porque Huracán jugó lanzado, pero Federico Fattori, el equilibrista, logró recuperar. En la última, llegó a tiempo Lucas Merolla para bloquear el tiro de Augusto Lotti.

Con espacios, los tucumanos fueron amenazantes, pero tuvieron muy pocas posibilidades en la primera etapa. La pelota estuvo la mayor parte del tiempo en los pies de los futbolistas de Huracán.

En el segundo tiempo, la posibilidad más nítida fue un tiro libre de Garré, de zurda, que pasó muy cerca del arco defendido por Lampe. Después, llegó el show de los cambios. Pusineri metió tres de un saque. Entraron Joaquín Pereyra, Cristian Menéndez y Matías Orihuela. A los dos minutos, el Polaco se lesionó. Y tuvo que ser reemplazado por el juvenil Maestro Puch.

El desarrollo fue cortado, con Huracán cada vez más cansado y menos claro, con los ingresos de Jhonatan Candia y Juan Gauto que poco modificaron el panorama, al igual que los rezagados Gabriel Gudiño e Ismael Quilez.

Lucas Chaves no pasó zozobras. Bianchi se jugó el físico en una barrida extrema ante Cóccaro. Y Lampe se quedó con la última pelota, un cabezazo forzado de Merolla. Huracán lo buscó, a pesar de sus limitaciones. Y dejó claro por qué ganó uno de los últimos seis partidos. Los tucumanos no pierden hace siete fechas. No es poco en la búsqueda de su estabilidad. Sobre todo, después de cambiar cuatro técnicos en los últimos 16 meses.

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