El Xeneize volvió a empatar en su casa, un lugar que –sin sus fieles- se volvió débil; la cabeza de Torrén, defensor de Argentinos, frenó los casi 600 minutos sin goles.
Boca no puede privarse del festejo interno tras vencer a River por segunda vez consecutiva en una llave de eliminación directa, tal como lo consiguió en mayo en la Copa de la Liga y el miércoles por la Copa Argentina, ambos a través de la definición por penales. Todo un mérito y un gran desahogo ante un rival que le propinó varias migrañas. Sin embargo, tampoco debe esquivar el análisis de la realidad: de no verlo a tiempo, puede terminar pasándola mal. Porque la crítica al equipo de Miguel Ángel Russo ya no sólo se reduce al mal juego. Ya es una cuestión que incluye resultados, goles y un inicio que hasta puede asustar a más de uno.
La lluvia que bajó ferozmente al campo de la Bombonera no puede ser una excusa, más allá de lo evidentemente difícil que es poder hacer algo ante semejante circunstancia. Y es que Boca no jugó mal por la acumulación de agua, sino que la del domingo fue una noche anecdótica que sigue dándole continuidad (¿Hace cuánto se habla de lo poco que ofrece el Xeneize?) a una versión apática que, lejos de encontrar una luz en el túnel, parece no tener un piso. Con sólo decir que el gol del empate no lo hizo un jugador vestido de azul y oro…
Lo mejor de Boca vs. Argentinos
Para empezar, con la igualdad de este domingo ante Argentinos Juniors (1-1), la entidad de la Ribera llegó a la marca de apenas un triunfo en sus últimas 15 presentaciones: el 3-0 a The Strongest, por la zona de grupos de la Copa Libertadores, el 26 de mayo pasado. Si la lupa se pone más detallista, el diagnóstico arroja que el equipo no gana hace nueve encuentros.
Si hubo algo positivo en la igualdad fue, justamente, el gol gritado. No sólo porque permitió emparejar un compromiso complicado y conseguir, al menos, un punto, sino que con ello se cortó una estadística que se había transformado en histórica: hasta el gol en contra de Miguel Torrén (a los 23 del complemento), Boca estuvo 599 minutos sin convertir.
Esa fue la cantidad de tiempo que pasó entre el gol de Agustín Obando (a los 9 minutos) en la igualdad ante Unión, de la primera fecha y el gol de este domingo: pasaron aquellos 81 minutos en Santa Fe, los 90 que disputó ante Atlético Mineiro (0-0 en la revancha de octavos de Copa Libertadores), Banfield (0-0), San Lorenzo (0-2), Talleres (0-0) y River (0-0, por Copa Argentina) y los 68 que se jugaron hasta el gol de Argentinos en su propio arco.
Con el empate consumado, a Boca lo llevaron al pasado. Unos cuantos años atrás: 37. ¿Por qué? Ese fue el período que pasó hasta igualar uno de los peores arranques de la historia boquense por torneos locales. Con estas cinco fechas sin triunfos (con el asterisco de que hubo dos que debió afrontar con juveniles) se puso a la par de aquella campaña para el olvido del Metropolitano 1984, inmerso en una gran crisis institucional: tres derrotas y dos empates dieron inicio a ese torneo, aunque esa racha se estiró tres partidos más. Ahora, Boca acumula cuatro paridades y una derrota.
También se puede retroceder a 1949. Otro desempeño muy flojo que dejó a Boca a un punto de descender: dirigido por Renato Cesarini, el xeneize había sumado cuatro derrotas y un empate en el arranque de aquel certamen de hace 72 años.
Por último, la Bombonera, esa casa que lo suele fortalecer, sin la presencia de su gente -debido a la pandemia- lo debilitó hace tiempo. Pensando en lo reciente, ganó apenas un encuentro (el de The Strongest) de los últimos seis que disputó como local. Y si se observa el 2021, fue anfitrión en 16 ocasiones, de las cuales sólo en cinco cosechó triunfos: también 9 igualdades y dos caídas.
Boca tiene derecho a poder inflar el pecho y celebrar el hecho de empezar a sacarse la mochila llamada River, pero –si bien tiene mucho tiempo- debe reponerse cuanto antes de todo lo malo que arrastra.
La mirada de Russo sobre el empate
El entrenador de Boca, Miguel Angel Russo, expuso su análisis sobre el juego de su equipo y, llamativamente, dijo haberse retirado contento con lo que vio.
“Quedé conforme. En condiciones anormales, los muchachos tuvieron que hacer un desgaste muy grande e ir a buscar el partido. Creo que el foul del que viene el gol del rival, no fue. Más allá de eso, el equipo se sobrepuso mentalmente al estado de la cancha y siguió buscando después de la expulsión de Cardona. En condiciones normales, a lo mejor, hubiese sido otro el partido”, empezó la conferencia de prensa poniendo el foco en la jugada previa al tanto de Argentinos que abrió el partido y a las dificultades para jugar. No obstante, al mismo tiempo, quiso poner un freno: “El gol de ellos fue raro porque el tiro libre no existió, pero son las cosas que tiene el fútbol. No pongo excusas ni nada. Por lo que había en juego y la situación de la lluvia, me voy contento porque encontramos el empate”.
Cuando profundizó sobre lo hecho por sus dirigidos en medio de esa lucha contra la acumulación del agua, remarcó demasiadas virtudes: “El volumen de juego que tuvimos fue importante. Hubo asociaciones y situaciones de gol. Merecimos más. Nos supimos acomodar a un campo que tenía mucha agua. Pero en el segundo tiempo, en la parte más seca que había sobre el costado izquierdo, creamos más situaciones de gol”.