El equipo de Battaglia empató con los de Falcioni. Benedetto abrió el marcador en su regreso a la Boca y el ex River Beltrán empató sobre el final.
El rugido de la Bombonera, la ovación, un golazo de cabeza y un retorno de ensueño. Todo eso ocurría en La Boca con Darío Benedetto, en un campo de juego lastimado por las obras de drenaje y que hicieron que jugar con continuidad se hiciera difícil Pero una distracción defensiva en final terminó por dejar la vuelta de Pipa con un sinsabor. El 1 a 1 frente al siempre duro Colón, ahora con Julio Falcioni en la conducción desde el banco, fue un primer paso y un aviso para Battaglia y compañía: el fútbol argentino no perdona a nadie, llame como se llame. Una lección que desde la primera jornada empezó a quedar claro.
Antes del minuto, Colón tuvo dos claras para ponerse en ventaja y sacudir la escena. Primero salvó Izquierdoz, en la línea. Luego el disparo de Farías se fue ancho. Fue un aviso, como el de Aliendro de media distancia al ratito: la idea del conjunto de Falcioni estuvo planteada con una mitad de la cancha superpoblada (por momentos utilizó a cinco futbolistas allí) y con Pulga Rodríguez como su pieza ofensiva.
Pero a ese nudo del primer tramo del comienzo lo desató la jerarquía individual. Un buen centro de Villa y un cabezazo impactante de Benedetto, con un salto de Juegos Olímpicos, para un retorno soñado con el gol. De ahí para adelante sumó energías el local, aunque no más juego: con Pol Fernández y Ramírez agrupados para no perder la superioridad de futbolistas en el medio, la salida recayó en Campuzano y en las constantes trepadas de Advíncula, más activo que Fabra en la primera etapa.