En el Nuevo Gasómetro, el Ciclón pisó fuerte con los goles de Uvita Fernández, Zapata y Di Santo, de penal; así cortó una racha de cuatro derrotas seguidas.

San Lorenzo llegaba con la imagen de un polvorín a punto de estallar. Con una atmósfera nerviosa en los alrededores del Nuevo Gasómetro. Con cuatro derrotas consecutivas. Con la misma cantidad de encuentros sin marcar goles. Una serie de malos resultados a los que se añadía la polémica salida del club de los hermanos Romero. Sin dudas, el Ciclón necesitaba un respiro. A los azulgranas, el éxito por 3-0 frente a Patronato con goles de Nicolás “Uvita” Fernández, Cristian Zapata y Franco Di Santo los llevó a recuperar algo de aliento. Un triunfo que tuvo aires de desahogo para todo Boedo.

En las últimas horas el Ciclón le había dado un corte a la turbulenta historia con Ángel y Oscar Romero, que firmaron la rescisión de sus contratos después de acusar de “mentirosos” al presidente Horacio Arreceygor y al manager Mauro Cetto. No obstante, el dolor de cabeza continuará para Boedo, ya que los futbolistas se fueron libres y el club les debe cerca de un millón de dólares. Según se supo, se abonará en 10 pagarés a partir de marzo de 2022. Será el punto final para la salida de dos jugadores por los que San Lorenzo destinó aproximadamente 10 millones de dólares desde la llegada de los paraguayos a mediados de 2019.

El tercer gol de Di Santo

Dicho esto, ya sin los Romero y en el medio de la tormenta, San Lorenzo derribó contra Patronato todo tipo de pronóstico previo. Vale mencionarlo, la actitud de los futbolistas fue muy diferente a la que se observó en las últimas fechas. De antemano se sabía que el Ciclón necesitaba despertar imperiosamente del letargo que significaba acumular cuatro derrotas consecutivas sin marcar goles. En principio, en un partido que se convertía en un examen eliminatorio para su director técnico Paolo Montero, golpeado por esa serie de cimbronazos. El entrenador se jugaba una ficha fuerte de cara a sus aspiraciones futuras.

El Ciclón asumió el control del juego, buscó llegar con descargas y triangulaciones. Trató de ser cuidadoso y prolijo con la pelota. Con algunas funciones puntuales: Gino Peruzzi, habitual lateral, conformó una línea de tres marcadores centrales con Alejandro Donatti y Zapata. Y en la búsqueda de la recuperación, en ese afán por tomar algo de aire, al Ciclón le bastaron cuatro minutos para ponerse en ventaja. Una jugada que comenzó en la zona izquierda Nicolas Fernández Mercau -la figura del encuentro- fue finalizada por “Uvita” Fernández, que definió ante la salida de Matías Ibáñez y marcó su tercer tanto en el torneo. Así, San Lorenzo volvió a convertir luego de 404 minutos.

Con la ventaja en sus manos, los azulgranas fueron por más. A los 16, el colombiano Zapata conectó un cabezazo de pique al suelo, capturó cómodamente el rebote de Ibáñez y marcó el 2-0. Tras la conquista -el primer gol del defensor con la camiseta azulgrana- se vio un gesto de claro apoyo al DT Montero, ya que los jugadores corrieron para abrazar al uruguayo.

El 2-0 de Zapata

El juego de Patronato no fue demasiado lucido ni le dejó demasiadas gratificaciones. Falto de reacción, apático, casi nunca el conjunto de Paraná pudo con la trama colectiva de su rival en el medio campo y mucho menos en la defensa. Es más, en el cierre del primer tiempo, Di Santo tuvo una ocasión inmejorable para sellar la historia tras una corrida de 40 metros, pero Facundo Cobos salvó a los visitantes.

Otra vez San Lorenzo pegó de entrada en el arranque del segundo tiempo. Había sido superior en buena parte del encuentro y terminó siendo impiadoso. Con criterio y sangre fría. A los 4 minutos, Ezequiel Cerutti armó una excelente maniobra y Lautaro Geminiani le cometió penal cuando el atacante entraba al área a toda velocidad. Esta vez no lo pateó Néstor Ortigoza y el festejo corrió por cuenta de Di Santo.

En este compromiso San Lorenzo tuvo varios puntos fuertes en los que apoyarse. Y el mérito también estuvo en los más jóvenes: Andrés Herrera (22 años), Fernández Mercau (21) y Siro Rosané (21) resultaron algunos de los mejores exponentes de la tarde. Los dos primeros fueron importantes en la proyección y en la marca, en tanto que el volante peleó todas las pelotas, se mostró criterioso y apareció todo el tiempo como una descarga para sus compañeros.

El 1-0 de Uvita Fernández

Patronato, por su parte, nunca defendió con orden; tampoco fue inteligente para atacar y Sebastián Torrico fue un simple espectador. Con esto, el equipo de Montero se aprovechó de los errores y el creciente nerviosismo de los visitantes y generó más riesgo. No pudo ampliar aún más la distancia, pero eso no empañó un compromiso en el que tuvo a la eficacia como mejor aliada.

Así, San Lorenzo resistió después de una semana demasiado complicada. Desde ya, esto no quita que el ánimo de los hinchas sea impermeable ante tanta turbulencia dirigencial, deportiva y económica. Pero con las dudas e inquietudes a flor de piel, un triunfo lo lleva a recomponer un poco el ánimo. Al menos por unos días.