A Boca le cuesta mucho generar situaciones de gol, parecen no reconocerse entre los propios compañeros desde los roles y las sincronizaciones.
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“Una paliza a la paternidad”. El martes 19 de agosto de 2008, en Pekín, la selección argentina le ganó a Brasil por 3-0 y así accedió a la final de los Juegos Olímpicos. El título de LA NACION elogiaba un trabajo colectivo general, pero sobre todo calificaba con 10 puntos a tres futbolistas: Fernando Gago, Javier Mascherano y Sergio Agüero. Aquel equipo superofensivo dirigido por Checho Batista jugaba 4-2-3-1 y por delante del doble 5 compuesto por el actual DT de Boca y el actual técnico de Inter Miami estaban: Lionel Messi, Juan Román Riquelme, Ángel Di María y el mencionado Kun Agüero.
En un extracto de la crónica de aquel partido, se dijo: “Un párrafo aparte para los dos volantes centrales: Gago y Mascherano hicieron un partido perfecto en corte, quites, sincronización y garra contra el equipo de Ronaldinho, Rafiñha, Marcelo y Cía, dirigida por Dunga. No sólo fueron importantes en la recuperación, sino también a la hora de hacer jugar al equipo. Hasta se sacaron chispas con rivales brasileños. De ellos nació la nueva Argentina, esa que fabricó la fórmula para ganarle a Brasil”. Tras el partido, el Checho había dicho: “Se ganó con una actitud terrible e inteligencia. Con estos jugadores voy a Irak y le peleo a cualquiera”. La final sería con Nigeria, pero se había entendido la metáfora. Si ese no fue el mejor partido en la carrera de Fernando Gago como volante central, al menos se asegura un lugar en el Top 3.
Gago y Mascherano vs. Brasil en 2008
Si bien Gago, en la actualidad y desde que asumió en Boca, probó diferentes esquemas tácticos (4-3-3, 4-2-3-1, 3-4-3, 4-1-3-2 y… 4-2-4), su prioridad está en jugar con cuatro delanteros. Él tiene argumentos y defiende, como lo hizo luego de la derrota con Racing, que “Palacios es volante” y que “el problema no estuvo en el mediocampo”. Hay que reconocerle (entre otras de sus virtudes como entrenador) que Gago suele hablar de fútbol, explica lo que vio o lo que pensó, pero quizás el campo de juego refleje otros matices.
Frente a Racing, Gago formó 4-2-3-1 con Belmonte y Alarcón como doble 5; por delante Merentiel, Palacios y Velasco; Cavani. El problema, como le viene sucediendo a Boca en el torneo Apertura (salvo cuando jugó con línea de 3 ante Unión y resuelto con éxito desde los roles colectivos en la primera etapa) es que le sobra un delantero y le falta un mediocampista, porque -así como están repartidas las cartas ahora- en el péndulo de los esfuerzos y recorridos, los laterales no llegan a compensar los metros para adelante y los delanteros se desgastan demasiado, retrocediendo mucho (y no siempre bien). Belmonte y Alarcón, por más esfuerzos que hagan (o se pueden poner las sociedades que se quieran, Ander Herrera-Rey Domenech, Belmonte-Miramón, etc, etc) no son los Gago y Mascherano de China.
Gago no coincide. Después de Racing, afirmó: “Teníamos tres en el medio, Palacios fue el tercero en el medio, tuvimos tres, no dos. Si no hice el cambio, creía y sentía que el partido no era cuestión de la mitad de la cancha, sino generar situaciones de juego por el lado izquierdo. No veo que falte creación en el medio, no lo veo así“.
Boca, expuesto ante Racing
Parece contradictorio que Gago, que siempre tuvo una visión amplia de juego y conexión, les dé más importancia a los delanteros que a la construcción con mayor pausa y toque de los volantes. Pero está en la búsqueda y está en su derecho a elegir a los intérpretes que mejor ve en la semana para plasmar su idea.
En donde Boca falla es en la generación de juego, desde lo simple a lo complejo. El equipo xeneize arranca por lo complejo: da la impresión que los futbolistas eligen la forma más incómoda de resolver, ya sea desde los pases, los controles, los envíos largos, los centros, las definiciones (muchas forzadas, con remates desde afuera apresurados). Entre que los adversarios se las arreglan para contrarrestarlos siempre con superioridad numérica en el mediocampo, cuando la pelota pasa por ahí Boca parece resolver con decisiones unilaterales que terminan más veces con la acción en una finalización individual que en algo ensayado en la semana. Gago es un entrenador muy trabajador, tacticista, preparado, pero algo falla entre el mensaje que da el entrenador y lo que termina haciendo el plantel luego en los partidos: no fue casualidad (ni lógico) que el sábado ya a los diez minutos esté pegándole gritos desesperados a los jugadores porque no estaban resolviendo de la manera que deberían. Y esto también sucedió en partidos anteriores.
Palacios es otro caso para el análisis: el chileno llegó como “volante” y es uno de los que más se destaca en la eficacia con los pases para adelante. Dentro de la desconexión de líneas que sufre Boca, es uno de los que más “cicatriza” con entregas fáciles y cortas o con búsquedas más largas, pero siempre por abajo. Y así logra juntar líneas, pero tiene un biotipo de delantero desde la contextura física y lo que puede resolver con remates y asistencias, no cuenta hoy con ese recorrido que se le pide a un volante. Velasco tiene más características de delantero que de enganche. Y así se podría seguir con la lista: el propio Zeballos había hablado con Diego Martínez (el técnico anterior) que no se sentía cómodo jugando por afuera más retrasado o como falso enganche, donde también lo había ubicado en el ciclo pasado. Brian Aguirre, a quién Gago ya conocía y conoce su forma de trabajar por Heinze, es otro wing que le genera dolores de cabeza demasiado rápido y así lo evidencia desde el banco de suplentes con gestos e indicaciones.
¡¡CRIMINAL PATADÓN DESDE ATRÁS!! Zenón le fue muy mal a Salas y se ganó la ROJA. Pudo haber terminado mal… pic.twitter.com/TNFECrhLf4
— SportsCenter (@SC_ESPN) February 9, 2025