El cordobés recuperó su nivel ante Portland, en una noche de NBA en la que mostró buena parte de su repertorio.
Una noche, volvió. Facundo Campazzo no atravesaba sus mejores horas en la NBA. Pocos minutos, bajo goleo y poca participación ofensiva, conformaban un combo negativo para el cordobés de Denver Nuggets. Pero este domingo se terminó la racha, porque pudo reencontrarse con su mejor nivel y construir una lucida actuación, en la cómoda victoria de su equipo por 124-95, en condición de local, frente a Portland Trail Blazers.
El base del seleccionado argentino llevó a cabo una función para todos los gustos: convirtió desde larga distancia, ejecutó vistosas asistencias y hasta se dio el lujo de ganar en el tablero ajeno, pulverizando la diferencia de estatura que padece con respecto a la mayoría de sus rivales, desde su «escaso» 1.78 metro de altura.
En total, Campazzo jugó 22 minutos, lapso en el que acumuló 13 puntos. Su goleo derivó de acciones personales con su sello, en los que echó luz sobre su capacidad de repentización para resolver situaciones en apariencias desfavorables.
Por caso, en sus conversiones de dos puntos, se metió en la zona pintada con decisión y acertó al aro. En la primera acción, completó una transición de defensa a ataque con una hermosa bandeja pasada sobre Nassir Little. Una acción para enmarcar, no sólo por la defensa que ensayó su rival, que al cabo fue infructuosa, sino por el paso del balón de mano a mano que realizó el cordobés antes de convertir, previo rebote en el tablero.
La restante no resultó tan espectacular, pero no por eso fue menos destacable. Campazzo recibió sobre el costado izquierdo y encaró hacia el tablero. Pero al entrar a la pintura, puso el freno de mano para desairar a la defensa y acertó con un tiro flotado, a una mano.
En lanzamientos de tres puntos, anotó la mitad de los que intentó. Fueron tres sobre seis en total, para acabar con una eficacia total en tiros de campo del 55,6 por ciento (5/9).
Más allá de los números, el dato preponderante de la noche en el Ball Arena de Denver, en el estado de Colorado, es que recuperó protagonismo en ofensiva. Algo que sin dudas estaba necesitando en una semana donde venía de jugar apenas 8 minutos en los últimos tres partidos.