Un toque casi imperceptible de Briasco sobre Nathan Silva fue suficiente para que la tecnología no convalidara el tanto del Pulpo González.
Para un discreto partido de la Copa Libertadores, en la Bombonera. Atlético Mineiro empezó mejor, Boca se sostuvo y, en el final del primer tiempo, mostró su mejor versión. Boca marcó un gol, en un doble cabezazo del Pulpo González, tras un buen centro del Chelo Weigandt y el árbitro Andrés Rojas, de flojísima tarea, lo convalidó, hasta que…
Todo Mineiro comenzó a reclamar. El árbitro quiso comunicarse con el VAR. Sin embargo, no le funcionaba el audio. Mientras definía si iba a confirmar si el tanto fue lícito, permitió a los jugadores que se le fueran encima, sobre todo, a Nacho Fernández.
Luego, empezó a funcionar el aparato. Finalmente, fue a revisar la jugada -pasaron unos 6 minutos entre debates, discusiones, amenazas-, y los jugadores seguían allí, a la expectativa. Más aún: seguían discutiendo al lado del árbitro mientras este miraba la pantalla y conversaba con los encargados del VAR.