/Conflictos, suspensiones y la lealtad al capitán bon vivant parecido a Charles Bronson: el año que el rugby tuvo dos seleccionados

Conflictos, suspensiones y la lealtad al capitán bon vivant parecido a Charles Bronson: el año que el rugby tuvo dos seleccionados

Dentro de sus múltiples disputas, el deporte ovalado ofreció un capítulo muy particular: tener, en 1978, a los Pumas como equipo oficial y a los Cimarrones, como los rebeldes fieles a Rodríguez Jurado.

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La década de 1970 caracterizó al rugby doméstico por su ebullición, casi en copia con lo que ocurría en el país. Por un lado, la militancia política de cientos de jugadores de decenas de clubes que luego provocó que muchos de ellos fueran asesinados o desaparecidos. Por el otro, múltiples conflictos y peleas en clubesseleccionados y en la Unión Argentina de Rugby (UAR). También fue una etapa revolucionaria en el juego, con la irrupción del San Isidro Club (SIC), amplio dominador de los campeonatos –ganó los de 1970/1973 y 1977/1980–, a partir de una formación que resultó emblemática –el scrum, con su empuje coordinado, llamado también “la bajadita”– y un equipo repleto de figuras. Dentro de todo ese paquete se produjo una situación inédita: en el final de los 70 hubo dos seleccionados. Uno, el oficial, los Pumas. El otro, el rebelde, los “Cimarrones”, originado por un grupo de jugadores que fueron suspendidos por la UAR para representar a los Pumas. ¿Cómo se llegó a esa situación? Producto de los enredos, las intransigencias y las peleas que signaron a esa época.

En 1976, los Pumas tuvieron una recordada actuación ante Gales, en Cardiff, durante una gira por las Islas Británicas. Aquella derrota en la última pelota (20-19, con un penal de Phil Bennett) es todavía valorada como uno de los grandes hitos del seleccionado. Los entrenadores eran Carlos “Veco” Villegas y Emilio Perasso, y el capitán, Arturo Rodríguez Jurado. Los tres del SIC. El manager, Carlos Contepomi, padre del actual entrenador de los Pumas. Al año siguiente, bajo ese mismo esquema, los argentinos empataron en 18 ante Francia, en un durísimo test jugado el 2 de julio en el estadio de Ferro. Tras esa serie es cuando se empieza a resquebrajar todo.

Los Pumas en Ezeiza, en la vuelta de la gira del 76, un momento emblemático del rugby argentino: Etchegaray, Carlos Contepomi, Chapa Branca, Veco Villegas, Emilio Perasso, Cuca Carracedo, Gonzalo Beccar Varela y Hugo Porta, entre otros
Los Pumas en Ezeiza, en la vuelta de la gira del 76, un momento emblemático del rugby argentino: Etchegaray, Carlos Contepomi, Chapa Branca, Veco Villegas, Emilio Perasso, Cuca Carracedo, Gonzalo Beccar Varela y Hugo Porta, entre otros

Se aproximaba el Sudamericano, que se iba a disputar en Tucumán. Como para los tests con Francia Rodríguez Jurado estaba lesionado, la UAR había elegido el 8 de junio como capitán a Hugo Porta y como subcapitán, a Ricardo Mastai, de CUBA. Pero una vez recuperado Rodríguez Jurado, Villegas, Perasso y Contepomi, como miembros del subcomité de selección, ratificaron al back del SIC. La UAR, en cambio, rechazó esa nominación. En consecuencia, los entrenadores y el manager renunciaron el 19 de octubre. La punta del hilo.

Las versiones sobre la decisión de la UAR son varias. Algunas indicaban que se trataba de un tiro por elevación a los entrenadores, resistidos por una parte del rugby que no aceptaba la preponderancia del SIC ni el sistema que utilizaba para el scrum. El foco estaba puesto en el Veco, especialmente. El frente opositor se componía de una parte de los Pumas del 65, compañeros de Rodríguez Jurado en aquella gesta, y a clubes como CUBA. También se decía que la dirigencia de la UAR no aceptaba la fama de Rodríguez Jurado más allá del rugby. Galán, comparado por su parecido físico al actor Charles Bronson, siempre rodeado de mujeres bellas en revistas de la farándula y, además, líder nato, de fuerte carácter y extraordinario jugador, al ambiente pacato del rugby no lo entusiasmaba la figura de Arturo como capitán del seleccionado.

Arturo Rodríguez Jurado y su parecido con Charles Bronson
Arturo Rodríguez Jurado y su parecido con Charles Bronson

Como Porta estaba en Francia invitado para jugar en el “Resto del Mundo”, la UAR designó capitán a Mastai para el Sudamericano de Tucumán. Y de entrenador a Luis Gradín, también Puma del 65 como Rodríguez Jurado. El sábado 22 de octubre, pocos días antes del viaje, diez jugadores designados para ese torneo renunciaron a participar, en solidaridad con su capitán original. Ellos fueron Ricardo de Vedia, Mario Carluccio, José Constante, Jorge Braceras, Ricardo Castagna, Eliseo Branca, Horacio Mazzini, Jorge Navesi y Daniel Baetti, además, claro, de Rodríguez Jurado.

Uno de los partidos con Francia, en 1977, en Ferro. Luego se desató el conflicto con los jugadores. En la imagen, Carracedo, Sanz, Landajo (haciendo un rever pass) y Mazzini
Uno de los partidos con Francia, en 1977, en Ferro. Luego se desató el conflicto con los jugadores. En la imagen, Carracedo, Sanz, Landajo (haciendo un rever pass) y Mazzini

En la edición de la revista El Gráfico del 8 de noviembre de 1977, la pluma del rugby por excelencia, Hugo Mackern, que firmaba bajo el seudónimo de Free-Lance, escribió en un editorial: “En primer lugar entendemos que el Consejo ha cometido un error al rechazar la designación de Rodríguez Jurado como capitán, ya que la razón invocada para justificarla carece de entidad suficiente para ello… Debemos acotar, por nuestra parte, que hace poco más de un año, a propuesta de la misma Comisión de Selección, el Consejo Directivo, con una composición algo distinta de la actual, designó a Rodríguez Jurado como capitán para la gira a Gales, y quien esto escribe puede dar testimonio personal de que, pese a que una infortunada lesión le impidió capitanear al equipo en la cancha después del primer partido, siguió desempeñando los otros deberes del cargo –que en una gira no son pocos– con dedicación, eficacia y dignidad”.

Aquel memorable partido con Gales en Cardiff

Los Pumas vs. Gales, 1976

Los Pumas vs. Gales, 1976

En el último párrafo de esa nota, Free-Lance, sostuvo: “Desearíamos fervientemente nunca haber tenido que escribir, sentimos el deber de hacer un llamado a la cordura, a la reflexión y a la concordia. El más perjudicado con este conflicto es el rugby, el deporte que todos decimos querer y cuyo espíritu invocamos a cada momento. Sería terrible que a la división que ya existe desde 1970 en el rugby a nivel directivo, se sumara ahora una división o un resentimiento entre los jugadores. Es hora de olvidar los celos y ambiciones personales”. No ocurrió lo que pedía Free-Lance desde el periodismo y sí pasó lo que presagiaba que podía suceder.

El18-18 con Francia en 1978, en Ferro. Detrás a la puja por la pelota, el Ruso Sanz, uno de los creadores de los Cimarrones
El18-18 con Francia en 1978, en Ferro. Detrás a la puja por la pelota, el Ruso Sanz, uno de los creadores de los Cimarrones

En un cuento que tituló “Entre amigos y traidores”, “Tacho” De Vedia relató, cambiando los nombres, lo que pasó especialmente en ese vestuario un viernes de octubre, cuando después de meditar y votar la decisión de no viajar a Tucumán, un dirigente de la UAR –a quien más tarde, en la editorial de El Gráfico de 20 de diciembre, Free-Lance identificó como Constantino Riganti, entonces vicepresidente de la UAR– les había manifestado a los jugadores que, tratándose de un deporte amateur, nadie estaba obligado a jugar si no quería. Sin embargo, días más tarde, cada uno de esos 10 jugadores recibió en su casa un telegrama en el que se les comunicaba que estaban suspendidos por 5 años por negarse a jugar en el seleccionado.

“Pancho (por Casado), el utilero, había repartido las camisetas que habríamos de usar en el torneo (el Sudamericano). Yo tenía la mía entre mis brazos, la apretaba más fuerte que a mi novia, era un sueño. Los jugadores estábamos en el patio del club, con los bolsos nuevos para la gira que empezaba. De repente salió Pancho a los gritos: “¡Muchachos parece que hay quilombo! Me tienen que devolver la ropa. ¡Renunciaron los entrenadores! Tengo orden de que me devuelvan la ropa hasta saber cómo sigue esto”. Devolví la camiseta compungido, con un nudo en la garganta. Me hubiera gustado mostrársela a mi viejo. Hubiera estado orgulloso. Los tipos barrieron con todo. El seleccionado fue el botín de guerra”, escribió De Vedia en su cuento, resumiendo lo caótico que significó aquel fin de año de 1977.

Las notas de Free Lance, especialista en rugby, en aquellos tiempos de peleas en el rugby
Las notas de Free Lance, especialista en rugby, en aquellos tiempos de peleas en el rugbyGentileza Jorge Busico

A varios de los jóvenes jugadores de ese momento –Branca, Baetti, De Vedia– la sanción les cortaba la carrera en los Pumas, mientras que a otros directamente se las cerraba. El seleccionado, con Gradín de entrenador, Mastai de capitán, algunos que no apoyaron la idea de no viajar y otros debutantes, ganó ese Sudamericano en Tucumán, al que El Gráfico, también en la pluma de Free-Lance, calificó con el título “Cuando jugar es un suplicio”, a propósito del calor y la improvisación de parte de la UAR. “Marcos Iachetti cayó sin recibir golpe alguno y debió ser llevado a un hospital, donde los médicos diagnosticaron una aguda deshidratación. Además, el capitán argentino, Mastai, perdió casi seis kilos de peso al jugar los tres últimos partidos en tres noches sucesivas. Eso no es deporte”.

Los años de dos selecciones

En 1978 hubo un nuevo golpe de timón en los Pumas. Ya no siguieron Gradín y Mastai como entrenador y capitán, respectivamente, sino que volvió uno de los conductores del 65, Angel Guastella, quien ratificó a Porta como líder. Convocó a Héctor “Pochola” Silva, que había cumplido una suspensión de comienzos de los 70, y para la gira por Gran Bretaña e Italia armó un plantel repleto de juveniles. Con ese recambio arrancó una nueva era en el seleccionado. Fue el tiempo de Marcelo Loffreda, Rafael Madero, Gabriel Travaglini –hoy presidente de la UAR–, Tomás Petersen, Alfredo Soares Gache, Marcelo Campo, los hermanos Iachetti, Alejandro Cubelli. La mayoría de ellos siguió como Pumas hasta finales de los 80. Ese equipo logró en octubre un histórico empate en 13 ante Inglaterra, en Twickenham.

Los Cimarrones, en Rosario:. Arriba: Ledo, Carlos Serrano, Fernando Insúa, Tito Fernández, Chapa Branca, Raúl Sanz, Tacho de Vedia, Jorge Braceras, Mario Walther, Mario Carluccio. Abajo: Chicho Nogués, Daniel Baetti, Rodríguez jurado, Ricardo Castagna, Fernando González Victorica, Fernando Venegas, Miguel Cutler y Miguel Hernández (padre de Juan Martín).
Los Cimarrones, en Rosario:. Arriba: Ledo, Carlos Serrano, Fernando Insúa, Tito Fernández, Chapa Branca, Raúl Sanz, Tacho de Vedia, Jorge Braceras, Mario Walther, Mario Carluccio. Abajo: Chicho Nogués, Daniel Baetti, Rodríguez jurado, Ricardo Castagna, Fernando González Victorica, Fernando Venegas, Miguel Cutler y Miguel Hernández (padre de Juan Martín).Gentileza Jorge Busico

Mientras, Raúl Sanz y Tito Fernández, que no figuraban entre los suspendidos ya que el primero en ese momento cursaba una suspensión por haber sido expulsado en un partido del campeonato, en tanto que el otro estaba de gira con Deportiva Francesa, lo convencieron a Rodríguez Jurado para armar una especie de seleccionado paralelo con todos los suspendidos y los que los habían apoyado, que se habían comprometido en no retornar a ningún seleccionado hasta que se haya levantado la última sanción. Arturo fue el capitán de ese equipo, al que llamó los Cimarrones, por esa raza de perros leal y rebelde. Mario Carluccio, arquitecto, diseñó la camiseta a rayas horizontales.

Los Cimarrones fueron invitados a jugar a varias provincias y en todos los partidos ganaron por goleada. No sólo eso: la gente se acercó a verlos como si fueran los Pumas. Estaban los jóvenes (Baetti, Castagna, Branca) y los grandes que todavía tenían calidad para jugar en los Pumas (Fernández, Insúa, Sanz, Constante, Braceras). Vale recordar que hasta 1995, la UAR estaba representada –y concentrada– por Buenos Aires. O sea, el seleccionado de Buenos Aires era también el de la UAR, por lo cual los jugadores de los clubes porteños que estaban suspendidos tampoco podían jugar el Campeonato Argentino, algo que sí podían hacer los rosarinos y mendocinos, por caso.

Emilio Perasso, Carlos Contepomi y el Veco Villegas, la conducción de los Pumas
Emilio Perasso, Carlos Contepomi y el Veco Villegas, la conducción de los PumasGentileza Jorge Busico

La fama de los Cimarrones era un dolor de cabeza para la dirigencia y también generó –como había pronosticado Free-Lance– grietas dentro de los clubes y entre los jugadores. En su cuento, De Vedia hace referencia al malestar que le generó que cuatro jugadores del SIC –Soares Gache, Madero, Loffreda y Petersen– hubieran ido con el seleccionado cuando él estaba suspendido por haber defendido, precisamente, al capitán y a los entrenadores del SIC. Uno de esos Pumas del 78 alguna vez me confió que ellos fueron a hablar con Rodríguez Jurado para ver qué posición adoptaban y que fue el mismo “Trompa” quien les dijo: “Vayan”.

Aquel conflicto del 77 motivó que Fernández se fuera de Deportiva Francesa (recaló en Hindú), Branca de Curupaytí (al CASI) y Sanz de Regatas Bella Vista (a Biei, previa fundación de Bella Vista Rugby).

En lo alto, el Chapa Branca, uno de los protagonistas de aquel conflicto del seleccionado
En lo alto, el Chapa Branca, uno de los protagonistas de aquel conflicto del seleccionado

A fines de 1979, el entonces presidente de la UAR, Domingo Beraciartúa, decidió plantearle al Consejo que era hora de levantar la sanción. La propuesta fue aprobada y los 10 jugadores fueron habilitados para jugar en la temporada de 1980. Daniel Baetti y Eliseo Branca retornaron a los Pumas en los tests ante Fiji, en Ferro, mientras que otros fueron convocados para el seleccionado de Buenos Aires que enfrentó a Inglaterra, también en Caballito, pero en 1981.

Ya en tiempos profesionales hubo otros cismas similares en los Pumas, pero sin la misma respuesta de los jugadores. Por caso, Juan Fernández Lobbe y Agustín Creevy fueron desplazados de la capitanía por los entrenadores, aunque con aprobación de la dirigencia, mientras que la UAR directamente le quitó la capitanía a Pablo Matera en 2020.

Pero nunca más se dio el hecho de tener dos seleccionados paralelos: el oficial, el de los Pumas, y el rebelde, el de los Cimarrones.

Fuente:Ir a notas de Jorge Búsico Jorge Búsico  PARA LA NACION – Fotos: Gentileza Jorge Busico – LA NACION Deportes – Video:

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