El extenista sufrió en carne propia los problemas que conlleva estar de este lado del mundo y creó el circuito Legión Sudamericana.
Horacio de la Peña llegó a ocupar el 31° escalón del ranking mundial en 1987 y ganó cuatro títulos ATP en singles y seis de dobles. Zurdo talentoso y aguerrido, terminó colgando la raqueta demasiado joven -a los 28 años- por una lesión crónica en el codo izquierdo. Ya retirado, se dedicó algunos años a entrenar jugadores. En esas dos etapas de su vida, sufrió en primera persona las dificultades de vivir lejos de Europa y Estados Unidos, centros del circuito profesional de tenis. Esa realidad -normal para los tenistas de la región- le quedó grabada en la memoria y el año pasado, en plena pandemia, decidió que necesitaba hacer algo al respecto. Así nació el Circuito Dove Men+Care Legión Sudamericana, que esta semana desembarcó en el Racket Club con el Challenger de Buenos Aires.
«¿Viste cuando ves algo y sabés que está ahí, pero la gente te lo recuerda y decís ‘No le estoy poniendo la atención que debería’? Pasó eso. Como jugador había tenido que ir a Europa, a Australia, a todos lados para sacar puntos para el ranking. Cuando tuve que hacer mi primera gira, mi papá hizo un asado en mi casa con todos sus amigos y todos pusieron cien dólares para que pudiera viajar. Tuve la suerte de ir, jugar, ganar y poder devolverles la plata. Era normal, por eso no nos dábamos cuenta. Pero no debería haber sido normal», le contó a Clarín en el bar del club porteño.
Y agregó: «El año pasado, cuando empecé a entrevistar a jugadores por Instagram, gente de afuera -Alex Corretja, Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero, por ejemplo- me decía ‘Ustedes no saben cuánto más sufren que nosotros. Lo de ustedes es inhumano‘. Y dije ‘Acá hay algo que está instalado en el tenis sudamericano, algo que pensamos que tiene que ser así, pero no es justo. ¿Por qué no tratamos de cambiarlo? Para mí, La Legión es una marca muy importante a nivel sudamericano, no solo en Argentina, y sentía que teníamos un producto con el cual tentar a las marcas y hacer algo bueno».
Squillari, Zabaleta, Francisco Cerúndolo, Guillermo Coria, Collarini, De la Peña y Juan Manuel Cerúndolo, en el Challenger de Buenos Aires. Foto Instagram @elpulgadelapena
De la Peña -instalado hace 16 años en Chile– se embarcó entonces en un proyecto al que, al principio, muy pocos le veían futuro.
«Cuando empecé a convocar a los legionarios y a las asociaciones, todos decían ‘Este flaco está totalmente loco’. Yo creo que lo veían como algo tan lejano, que todos me decían que sí porque pensaban que no iba a llegar a nada», aseguró.
Y contó: «Hasta las organizaciones que rigen el tenis pensaron, al principio, que era una locura. Dijeron que era una buena idea, pero que nunca iba a ser realidad. La ATP, igual, nos acompañó de una, nos ayudó con apoyo, con fechas, con plata, con todo. De la ITF, aunque les estamos dando 24 torneos, todavía no tuvimos la reacción que queremos, seguimos trabajando en eso»
Todo el escepticismo cambió cuando la multinacional Unilever aceptó financiar la gira por al menos dos años, con un aporte de más de un millón de dólares, y algunos exjugadores de mucho peso en la región comenzaron darle su apoyo al proyecto.
«La unión hace la fuerza. Pero lo más importante es que el conocimiento te da una posición. Cuando vos te sentás en una mesa a hablar con un dirigente o un empresario de tenis y les ponés enfrente a Agustín Calleri, Mariano Zabaleta, Pico Mónaco, Nicolás Lapentti o Luis Horna, les da miedo, no dicen boludeces porque saben que están hablando con expertos. Y eso es lo que tenemos, un grupo de expertos de primerísimo nivel, que saben de tenis, jugaron tenis, sufrieron tenis y trabajan en tenis. Eso nos hace más fuertes», reflexionó.
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