El siete veces campeón de la categoría colgó el casco y fue despedido con honores en La Pampa. ¿La carrera? Fue para Canapino. Fuerte accidente de Urcera.
Una jornada histórica se vivió este domingo en el autódromo de Toay. Una jornada a pura emoción y a pura pasión, que marcó la última función de Guillermo Ortelli como piloto. El siete veces campeón del Turismo Carretera y emblema de Chevrolet se despidió de las pistas acompañado por sus colegas, su familia y una multitud de fanáticos del automovilismo nacional, que no quiso perderse la oportunidad de alentarlo por última vez. Y el autódromo pampeano fue una verdadera fiesta.
«¿Qué decir…? Con lo que me hizo vivir la gente este fin de semana, con el apoyo de mi familia, de la gente de Salto y del equipo JP, al que estoy muy orgulloso de pertenecer… ¿Qué más puedo pedir?», comentó, emocionado, el de Salto, que a los 48 años se sentó por última vez detrás del volante de un auto de la máxima categoría del automovilismo nacional.
Ortelli fue el gran protagonista del fin de semana. Tanta locura desató su presencia en Toay, que al de Salto le costó ingresar el sábado al autódromo pampeano con su motorhome. Tuvo que hacerlo a paso de hombre, porque la gente lo venía escoltando desde la ruta y no lo dejó solo en ningún minuto. Y hasta se perdió la tradicional reunión de pilotos que le levanta el telón a cada fecha, pero no le importó.