Disney nos presenta a sus dos nuevos y poderosos villanos. Maléfica, Scar, Cruella de Vil y Frollo son verdaderos malvados, sí, pero jamás se habrían animado a romper unilateralmente un contrato con la compañía de medios y entretenimiento más grande del mundo, como sí osaron hacerlo Claudio «Chiqui» Tapia y Marcelo Tinelli, presidentes de la AFA y la Liga Profesional, respectivamente. Tinelli, que hasta hace un tiempo era la cara que iba a modernizar el fútbol, se convierte en el Capitán Garfio de un San Lorenzo que tiene récord de cheques rechazados. Y Tapia es El Lobo Feroz que ejercerá «el sicariato del VAR». Con su pantalla renovada de ESPN, Disney advierte que seguirá tirando bombas y bombitas. Porque la guerra, le avisa a los villanos, recién comienza.
El hashtag #Son 38-38, símbolo histórico de la AFA corrupta, «ya es tendencia nacional», se jacta el presentador, lunes por la noche, en el programa ESPN F.C. La web no dice eso. Sí aparece en tercer puesto #Niembro, por Fernando Niembro, uno de los panelistas (los mensajes, eso sí, no son precisamente cariñosos). ESPN F.C. logra su pico de rating. Un punto. Luego baja a 0.6-0.8. «La carnicería», llaman al programa algunos dirigentes que cambian mensajes en plena trasmisión. ESPN es una pantalla históricamente respetada (también algo fría). Es raro verla haciendo «periodismo de guerra». Periodismo cuando hablan varios de sus mejores profesionales. Guerra cuando pide sangre en la AFA, que suele ser blanco fácil. El 38-38, los 35 largos años de Julio Grondona, las barras, el futuro campeonato de 28 equipos y los «baños de mierda», la «dinamita pura» y la «mugre» que ESPN F.C. nos promete destapar. La AFA, es cierto, tuvo más de doscientos días para preparar la vuelta del fútbol. No lo hizo del mejor modo.
La AFA alega que rompió el contrato porque Fox (Rupert Murdoch), si bien embolsó 71.300 millones de dólares con la operación, cometió «incumplimiento grave» al no comunicar en plazo legal su venta a Disney. El Ratón Mickey, que nació antes de que nuestro fútbol se hiciera profesional, es un imperio aún mayor que Fox. El fútbol argentino, devaluación mediante y cláusula indexatoria discreta, le costaba nada. Un club como Lanús, por ejemplo, recibe hoy 17 millones de pesos mensuales (entre doscientos y cien mil dólares, según qué cotización se use). «Son dos pesos con cincuenta», grafica un dirigente. Los reclamos de actualización son viejos. Previos a la pandemia. Lo sabían todos. Clubes (grandes y chicos). Y la TV. Disney (fusión ESPN-Fox) tiene todo. ¿Quiere ver la Champions? Encienda ESPN. ¿La Libertadores? Encienda ESPN. ¿Liga inglesa, española o italiana? Encienda ESPN. O lo que queda de Fox. «Monopolio», protesta en México Televisa (monopolio anterior). También dictamina «monopolio» la Comisión de Competencia de Argentina. Y la AFA, entonada por ese guiño gubernamental, rompió contrato.
La batalla tiene capítulo previo. Porque el gobierno de Mauricio Macri había impuesto su sello: AFA intervenida, Superliga y, con los clubes ahogados (seis meses sin recibir un peso del Fútbol Para Todos), el nuevo contrato con Fox y TNT. Imposible olvidar la televisación de Fox Boca-Argentinos el sábado 30 de noviembre de 2019. Juan Román Riquelme en la Bombonera a una semana de las elecciones en el club. La cámara que apunta una y otra vez al presidente Daniel Angelici y a su candidato Christian Gribaudo. Y que ignora a Román. Seguía el partido desde su casa el CEO de la corporación. Me cuentan que, a su lado, supervisando todo, estaba otro presidente, amigo suyo, y no precisamente peronista. Difícil que un gobierno argentino, cualquiera sea, se desinterese del fútbol. La AFA confía anunciar esta misma semana un nuevo acuerdo de exclusividad (y mejora sustancial) con TNT, que a su vez cederá algunos partidos a la TV Pública. Inevitable, la ruptura podrá terminar en los tribunales, como sucedió años atrás cuando Grondona, tentado por el kirchnerismo, rompió con Torneos (Clarín) para iniciar el Fútbol Para Todos. Hubo juicio, claro. Se pagó con el nuevo acuerdo de AFA con Fox-TNT. Ayer socios, hoy no, mañana no sé.
La TV desata batallas en todos lados. Desde la millonaria Premier League a la más modesta Liga Boliviana. En Inglaterra, los dos clubes con patrones de Estados Unidos (Manchester United y Liverpool) acaban de presentar un proyecto que promete mejor reparto para los clubes más chicos y boletos accesibles para hinchas visitantes, pero que, a cambio, pide voto calificado para los grandes, más algunas ventas individualizadas de derechos de TV. El proyecto fue derrotado, pero esa batalla también recién comienza. «Ninguna otra industria pide a sus empresas que rescaten a sus competidores», se quejó un presidente en pleno debate. Mientras el fútbol siga presentándose como un deporte, los Boca y River del mundo seguirán obligados a coexistir con los demás clubes. Para 2024, la Champions anuncia formato nuevo y revolucionario. Crecerá la desigualdad.
El fútbol creyó siempre que sus goles le darían poder eterno. Y que sus goles unidos jamás serían vencidos. Pero la unión es cada vez más difícil. Sobre todo, si el Rey León muestra los dientes.